En aquellas comunidades en el que el Lunes de Pascua es festivo se aprovecha este día para comerse la mona y suele ser habitualmente a la hora del postre o la merienda.
Los primeros escritos en el que aparece esta tradición apuntan al siglo XVIII, aunque alguna fuente lo lleva hasta los tiempos en los que la presencia morisca estuvo en nuestro país.
Fue a partir del siglo XIX cuando las confiterías empezaron a realizar las monas tal y como las conocemos hoy en día, en el que los huevos duros fueron reemplazados por otros de chocolate y se comenzó a adornar y llenar de figuras, teniendo poco que ver con las sencillas y tradicionales monas de pascua.
Hoy en día, son muchas las pastelerías que compiten entre ellas para ver quién es el pastelero que confecciona la mona de pascua más espectacular, alcanzando éstas unos precios desorbitantes.
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